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UC - Entrevistas


LEONOR WATLING

(actriz y cantante)


Nacida en Madrid en 1975, hija de una británica y de un gaditano. Debutó en el cine con 'Jardines colgantes' (Pablo Llorca, 1993), director con el que repetiría en 'Todas Hieren' (1997) y 'La Espalda de Dios' (2000). Entre sus trabajos destacan, 'La Hora de los Valientes' (Antonio Mercero, 1998), 'A mi madre le gustan las mujeres' (Inés París y Daniela Fejerman, 2001), 'Son de Mar' (Bigas Luna, 2002), 'Hable con Ella' (Pedro Almodóvar, 2002), 'Deseo' (Gerardo Vera, 2002), 'Mi vida sin mi' (Isabel Coixet, 2002), 'En la Ciudad' (Cesc Gay, 2003), 'Inconscientes' (Joaquín Oristrell, 2004), 'Malas Temporadas' (Manuel Martín Cuenca, 2005), 'Teresa: El Cuerpo de Cristo' (Ray Loriga, 2007), 'Los Crímenes de Oxford' (Álex de la Iglesia, 2008), 'Lope' (Andrucha Waddington, 2010) o 'Lo Mejor de Eva' (Mariano Barroso, 2012), entre otras.
Paralelamente a su carrera cinematográfica, es cantante y letrista del grupo Marlango desde 2004, con el que ha editado cinco discos.
Nuestro encuentro con ella se produjo durante el pasado 17º Festival de Málaga 2014, donde presentó su último trabajo 'Amor en su Punto' (Teresa de Pelegrí y Dominic Harari, 2013).


"Admiro a los actores que se van a trabajar al extranjero."


-Desde 2003 compaginas cine y música, pero no haces tanto cine, no sé si por necesidad laboral o porque te gusta hacer música y cine, las dos cosas, ¿Qué criterio usas para decir "voy a hacer esta peli"?

Criterio, dice (risas).

-¿Por qué haces unas pelis y no otras?

Criterio, no mucho. Tengo mucha suerte, porque al hacer las dos cosas a la vez, alguna vez pierdes por un lado o por el otro, pero también te da la oportunidad de elegir mucho y la verdad que tiene mucho que ver con el momento vital y con la sensación que te da el guión cuando lo lees. Y esa sensación, eso que llamamos como de estómago, abrir el guión y que me encantó, tiene que ver mucho con el momento vital. Porque de repente te llega un guión súper parecido a lo último que has hecho, o vete tú a saber, tendrías que hablar con un psiquiatra para ver…Pero sí que es una cosa muy de estómago, muy física la sensación, como de abrir un guión y decir "jo".


-La sensación desde fuera es que eres una actriz con proyección internacional, con un nivel de inglés alto y que tienes la opción de elegir, quiero hacer esto aquí o allí. No sé hasta que punto tienes esa oportunidad.

Tampoco tanto, ojalá. Tengo la suerte de que me lleguen proyectos de sitios, pero uno tiene que querer las cosas y no…supongo que pasará, que pasará que estás en tu casa y te llama Spielberg, pero es raro que te pase. Quiero decir que lo que han hecho Penélope, Javier Cámara, Paz Vega o Antonio Banderas es mucho trabajo y es súper meritorio. O sea ya de cero tienen mi devoción, porque además trabajar en un idioma que no es tu idioma materno es muy difícil. Si me pagaran el billete de avión, voy donde quieran. Yo he rodado en Ecuador, en Toronto, en Vancouver, en Dublín... Pero yo no me he pagado un billete de avión y me he plantado con una maleta “aquí voy a picar piedra”. Y hablar inglés me da la igualdad de oportunidades que dos millones de actores angloparlantes, o sea, no es un súper poder tampoco.

-Es un plus evidente. Lo que pasa es que en España no todo el mundo lo sabe a hacer.

Ya, pero en América y en Inglaterra sí (risas).

-Pero bueno, tienes el rollo de hispana que habla inglés.

Pero yo no soy latina, yo tengo una pinta de francesa o de checoslovaca, no sé.

-Entonces, ¿crees que tu futuro está aquí? ¿No te apetece irte a vivir al extranjero y probar nuevos horizontes? ¿Estás enamorada de España?

Estoy enamorada de mi familia, entonces me gusta estar donde están ellos. Me gusta que mis hijos se críen con su abuela y con su tía, y a la vez me gusta mucho viajar. Entonces tengo la suerte de que por mi profesión tengo que salir mucho. Pero irte a vivir fuera…o sea, no tiene mucha relación, necesito un café, me he metido en un jardín.

-Hace muchos años, en un programa de cine, escuché que Leonor no era mucho de irse a Hollywood y era más de cine europeo.

¡Oh, Shit! El cine francés me encanta, hice una peli en francés, yo me creía que hablaba un poco de francés y no hablo…lo pasé fatal. Por eso digo que los actores que se van a trabajar en un idioma diferente…porque lo del personaje ya es un movidón, pero no entender lo que dice la gente de tu alrededor, uf, es de una fuerza interior. Esta profesión yo creo que tiene mucho que ver con cómo seas tú, las fuerzas que tengas tú y el coraje que tengas tú. Hay que ser muy fuerte para irse a otro país, estar solito y hacerte pruebas, ir a una fiesta, ir a un estreno, que te hagan más pruebas y no estás en casa y los periodistas no son súper majos contigo porque no te conocen. O sea, todo eso igual que un actor, un químico, que se va a Alemania porque está el mejor laboratorio, no es distinto en eso, te hace falta un tipo de personalidad y yo soy muy cobarde. O sea, yo voy si me invitan, sino me cuesta. No lo digo para mal, o sea, admiro muchísimo la gente que tiene el valor de decir “yo quiero tener la posibilidad de trabajar ahí, yo quiero tener la posibilidad de que me conozcan los hermanos Coen y me llamen”. Tienes que poner de tu parte también.

-Antes hablando con la directora (Teresa de Pelegrí), hemos estado comentando que "Amor en su Punto" no es la típica película romántica porque busca acercarse más a una relación de la vida real. ¿Qué viste en el personaje que te atrajo tanto?

A mi me gusta mucho la comedia romántica y está muy manoseada. Pero cuando la hacen bien, siempre pongo este ejemplo: es como la tortilla de patatas. En los bares cuando te ponen el pincho de tortilla, aunque no lo pidas, normalmente le ponen huevinas, y es una cosa que…tampoco es doloroso, casi nunca te tomas una tortilla de patatas que te asquee, pero normalmente te da igual. Cuando está buena la tortilla de patatas te haces 100 Km. para comerla y si tienes un amigo que cocina buena tortilla de patatas, normalmente le tienes explotado. Y la comedia romántica me parece que es un poco eso. Es una cosa muy sencilla, que está en todas partes, pero una buena es un regalazo. Cuando me cayó este guión, me encantó, los dos personajes son imperfectos, tiene muy buenos diálogos. La película está contando una historia, no es solo una casi perfecta con un enloquecido que va por ella o uno casi perfecto con una enloquecida, a mi me encanta, la verdad.

-La química con el actor, Richard Coyle, es estupenda. Parece una pareja de verdad en muchos momentos de la película. ¿Cómo fue trabajar con él?

Nos odiábamos (risas). Muy bien, es un actorazo, ha hecho mucho teatro. Es muy conocido en Inglaterra por una serie de televisión y por dos Blockbuster de esos. Es muy trabajador. Parece que cuando uno hace comedia romántica es como un paseo y no. A parte, es inglés y estaba haciendo un acento irlandés que se curró muchísimo. Nos llevamos muy bien la verdad, lo que pasa que lo de la química ayuda con dónde se coloque la cámara, con los planos, se puede potenciar, pero hay actores que se odian y tienen una química en pantalla impresionante y actores que están súper enamorados en la vida real y en pantalla son dos besugos.

-¿Es tan divertido como parece su personaje?

(risas) Sí. Bueno no, es serio. Cuando se pone divertido es muy divertido, pero es… estudió filosofía y política, tiene ahí un mundo.

-Has rodado con grandes directores, como Almodóvar, Álex de la Iglesia, Coixet y hace poco has dirigido un audiovisual que se llama “lo que sueñas vuela”, ¿te ves como directora en un futuro?

La verdad es que no, lo codirigí. Lo codirigí con Rómulo Aguillaume. Yo soy de trabajar en equipo en general, en la vida. A día de hoy te digo que no veo ni el hueco, no tengo nada que contar. No creo que tenga ese tesón que hace falta para ser director. Admiro muchísimo a los directores, me parece que es un trabajo…tienes que estar comprometido con una idea, y defender la idea durante cuatro años igual. Es que un actor está seis meses como muchísimo, o tres meses que es lo que suele durar el proyecto. Un director son cuatro años con suerte. Lo que pasa que tampoco voy a decir que no, si un día tengo muchas ganas de contar algo y tengo muy claro como contarlo y me apetece mucho, lo haré. Pero vamos a día de hoy me parece como si me dijeras que si quiero ser bombero, hombre no lo veo pero…

-¿Y cómo guionista?

Me pasa lo mismo, no tengo nada que contar y lo que tengo que contar me dura dos estrofas y dos estribillos.

-Hay escenas, que a los que somos espectadores de comedia y nos gusta, se agradecen muchísimo en esta película, ¿lo que más os gusta de la comedia son esas cosas que te pueden desinhibir y hacer ese tipo de locuras?

No lo sé, porque es muy difícil hacer comedia, o sea, es muy difícil llegar al punto de dejarte libre como para que te salga algo. En este caso estaba todo en el guión, todo. Es lo que te engancha además, es lo que te muerde como actor, cuando llegas al momento en el que te crees otra verdad, porque no es una mentira, no estás mintiendo, estás creyéndote otra verdad y el que tienes en frente también se la cree. Eso es la bomba, y eso cuando pasa te da igual en que género sea. Cuando pasa en comedia es muy divertido y cuando pasa en drama es como viajar en el tiempo, una cosa brutal.

-Ya que la película trata sobre comida, si fuéseis un plato de comida, ¿qué plato seríais cada uno?

Si yo fuese un plato de comida sería (con acento italiano) un chuletón de Ávila. No lo sé, no lo sé. ¡Qué difícil! Tendría que pensarlo. Si Bibiana fuese una comida... cuando está mal sería una hamburguesa sin carne, que tu dices “¿pa qué?”, hazte un sándwich. Es que encima fíjate lo que es, es una hamburguesa sin carne. No…llámalo sándwich, ponle queso y sé feliz, pues no. Cuando está bien es cualquier plato rico que se te ocurra. El personaje de él, cuando está mal es un filete que se lo va a comer entero aunque no tenga ganas y cuando está bien es como ella.

-En las películas románticas la comida, el amor y el sexo va como muy unido. Yo te tengo que confesar que mientras veía la película he pensado todo el rato en la escena de los espaguetis, todo el rato. He dicho “aquí van a aparecer espaguetis y esto va a ser como el nexo con "Los Crímenes de Oxford”. ¿Has aprendido algo de cómo está relacionada la comida con el amor?

Yo creo que sí. Hay una cosa cuando tienes hijos, que es como muy bestia, es que si comen tu ya estás bien y que si tu le haces una papillita, con el plátano y tal y no la comen…yo me daba cuenta y decía “no puede ser es una papilla, no pasa nada, no te la comas si no quieres”, me sentía súper rechazada. Te pasa también si te pringas, les preparas a tus colegas un plato súper rico y se lo comen así de lado…su puta madre la va a hacer la comida la próxima vez. Uno pone mucho cuando cocina, y pone mucho de sí mismo, está muy expuesto.

-¿Cómo se te da?

Depende del día.

-¿Depende del día o depende del plato?

También y luego esta película está contada a través de la comida en muchas cosas. Ella no es una vegetariana normal, la mitad de mis amigos son vegetarianos y yo como vegetariano muchas veces y está riquísimo. Ella…cuando está enamorada y come galletas de chocolate y se va por el campo que tiene esa canción tan bonita, parece una niña, está súper contenta, se lo permite todo. Cuando cierra, cierra…también la comida cuenta mucho y lo hacemos tres veces al día, te da para contar muchas cosas.

-¿Te ha picado el gusanillo de decir “me voy a hacer chef” después de la película?

Me encantaría. A mi me gustaría mucho ser pinche, soy muy cobarde, o sea, yo codirijo, tengo una banda…yo te parto el tomate y tu ya…


María Ayllón.

 

VÍDEO-RESUMEN DE LA ENTREVISTA